sábado, 1 de marzo de 2008

IX.


“Gabriel, me voy a la peluquería y luego daré una vuelta, ¿quieres que te traiga algo o que vaya a algún sitio?” dijo desde la puerta esperando una negativa. Había que cuidar cada detalle. Algo parecido a un No rebotó contra el mármol, y le bastó. Cogió el bolso negro de charol de Chanel que le había regalado por su cumpleaños y metió el móvil, las llaves y el monedero. Su primer bolso carísimo… y pensaba que con eso iba a lograr algo. Por supuesto ella sabía que se notaba el cambio de la relación, que iba muriendo poco a poco, pero había que mantener las formas, como decía su madre “no des un paso hasta tener seguro el siguiente” Y Gabi la quería, no era tan tan malo después de todo fingir que ella también sentía lo mismo, él la protegía. A menudo le llamaba su ángel de la guarda, predecible pero halagador.
Las puertas del ascensor se abrieron con el chasquido monótono de siempre. Y caminó hasta la entrada, amordazando los tacones con la alfombra roja. El taxi la esperaba a la puerta, tal como debía ser. Sin mirar hacia arriba, entró en él.
- ¿Cómo lo haces para estar cada día más bella?
No era más guapo que Gabriel, ni más divertido, ni más rico. Quizá más poderoso. Pero lo que a ella le enamoraba era su hombría y su seguridad. “No nos engañemos, linda, esto es Nueva York, tú traicionas, ¿quién no te dice que este hombre sea tan buen actor como tú?” Una vez le besaba, cada pedazo de culpabilidad o desconfianza sencillamente se esfumaba.

Llegaron al hotel, uno no muy caro y alejado para no tener problemas, registrados con un nombre falso. En el recibidor comenzaron a quitarse la ropa, con la necesidad que dan los días, con la dulzura que dan los años, con la precisión que de la experiencia.
- Se lo dirás mañana, ¿verdad?- dijo mientras besaba sus caderas sobre mesa.
- Ya lo hablaremos luego- no había acabado de decirlo y ya se arrepentía.
John se separó.
- ¿Hasta cuándo pretendes jugar conmigo?
- No empieces, ya sabes lo que siento…
- También lo que siento yo, aunque eso parezca no importarte. Y sabes que va a haber elecciones en menos de un año, y a menos que le dejes ahora, que se destape a menos de 6 meses de las urnas me puede hacer mucho daño. Tienes que elegir, Frida.
- ¿Entre la seguridad y la incertidumbre?
Incertidumbre en esa frase significaba traición y desconfianza. El tono de voz lo dejó claro.
- Si te casa conmigo no habrá ninguna de las dos cosas
¡Matrimonio! Eso sí que no lo esperaba. Se le escapó sin dar tiempo a pensarlo, a los dos.
- Te quiero tanto, ¡claro que sí!

Él dormía, común denominador de la fisiología de los hombres. Se sentó al borde de la cama pensando cómo dejaría a la persona que mejor la había tratado nunca. Quizá era mejor no hacerlo, coger las maletas y marcharse diciendo sólo adiós. O ser fría “me he enamorado de otro, lo siento” No quería decir su nombre, aunque acabaría sabiéndolo de todos modos. Lo más decente, o más bien políticamente correcto, era decirle que su relación ya no tenía sentido desde hacía mucho, y que pensaba en otro en vez de en él. Quizá algo cruel. O una carta… las cartas de leen a solas y el dolor se atraganta menos. No quería lágrimas. No quería voces. No quería súplicas. Podría dejarle sin decirle nada de John, y fingir que se enamoró luego. Le heriría menos, y daba menos pereza así. Era una mentira piadosa.



El vaso de whisky se partió en mil pedazos contra la pared, como riéndose de él en una metáfora estúpida. En el periódico, la foto de Frida del brazo del candidato Jackson. Uno al que no votaría, desde luego.
“Estaba superado” se decía. Pero la imagen se le había clavado en el estómago, junto con el alcohol. Una palangana, voy a vomitar. Literalmente.
Ira… era ira lo que se acumulaba en su interior, y sabía a bilis. Ahora al menos sí. Y en un momento de lucidez, ató cabos de rodillas en el suelo del baño, de la manera más tonta posible. La decepción sustituyó a la ira, y las lágrimas a la bilis. Cornudo. Vomitó una vez más. Engañado y se entera el último, seguro. Se tumbó y se quedó dormido. Cornudo. Mentirosa. Traidora.