lunes, 14 de enero de 2008

VI.


La vio entrar en la habitación, y el resto del mundo pareció desaparecer. Su pelo castaño estilo años 20, su vestido negro, su gargantilla de diamantes, sus ojos ahumados. No había visto nada igual en mucho tiempo, pero era algo más… su energía, la manera en que miraba y se relacionaba con la gente, su vitalidad. Gabriel se giró, cogió dos Martinis secos y caminó decidido hacia ella. “Hola, me sobra uno” no, no podía decirle eso, “hola, soy el encargado de que no pases sed esta noche” demasiado listillo…

- Hola, perdona, sé que no nos han presentado, pero pensé que podría invitarte a una copa. Espero no estar siendo demasiado directo…
Martina le miró de arriba abajo, y pensó que no estaba mal, pero que sí había sido demasiado directo.
- En realidad no me gusta beber en fin de año, gracias.
- ¿Quizá un vaso de agua? Vas a acabar con la boca seca si sigues hablando sin tomar nada- dijo sin darse por rendido.
Había sido bastante clara, no quería entablar conversación con él. Por un momento le dio algo de pena, pero se había acostumbrado a no escucharse a sí misma, y menos cuando se trataba de lástimas.
- Le prometo que si en algún momento me quedo sin habla, seré la primera en ir a por algo yo misma.
- En ese caso, supongo que un caballero debe saber aceptar una derrota, siento no conocer su nombre y que vaya a perderse el amor de su vida, quizá en otra ocasión.- dicho lo cual se dio la vuelta y fue a hablar con un grupo de personas no muy lejos de allí.
La psicología inversa nunca había fallado y esperó que no fuera a hacerlo ahora. Sabía también que esa chica era diferente, así que no se extrañó cuando, al preguntar por ella un rato más tarde, le dijeron que se había ido hacía unos minutos.

Estaba cansada, aburrida y decepcionada, no creía haber conocido a nadie especialmente interesante aquella noche (y eso que prometía). Además no era capaz de encontrar su bolso por ninguna parte. Un camarero pasó justo a su lado, y como un resorte, cogió una copa de cava al vuelo. Una voz sonó detrás de ella. “Pensé que no bebía en fin de año” sonriendo.
- Estoy desesperada, no encuentro el bolso, estoy cansada y me quiero ir a casa… - en realidad no intentaba dar pena, pero salió todo.
- Vamos a ver qué podemos hacer- llamó a un camarero- Disculpe, hemos perdido un bolso…

Después de hacer una descripción, ella se sentó en un taburete cercano. Era su oportunidad. “¿Al menos me deja que le haga compañía mientras se lo traen?”le dijo con tono nada suplicante.
- Me llamo Martina
- Gabriel. ¿Sabes que tu nombre significa guerrera?